
Se alza el mar,verde se agita,
bañado de luz, bordado de gaviotas,
y en su entraña de sal parece que palpita
la bendición de Dios multiplicada en gotas.
Está la ola también musa cautiva
que, deseando escapar, se alza afanosa,
con impulso veloz llega de arriba
y vuelve al fin a la salada fosa...
Testigos son las rocas y el cielo
del horrible dolor de su condena;
huir...., huir..., es su imposible anhelo
coronado de espuma, sepultado de arena...
De noche, cuando la Humanidad dormita,
su canto de dolor se oye a lo lejos;
es un eterno rumor, la triste cuita
que le cuenta a la luna hecha de espejos...
Ella lo besa callada en su distancia,
hecha de luz su confidencia extraña:
le habla de su amor, él de sus ansias,
mientras de plata y sal la honda se baña.
Y en eterno esperar pasa la vida
de caracol, de sol, de tibia arena,
el bello mar que a todos nos convida
a disfrutar su marina condena.
Y ahí está rugiendo sus amores,
pacífico y rebelde, callado y rumoroso.
Inspirando poetas y sembrando temores,
a veces tan sereno, a veces tumultuoso...
¡Así es el mar, el verde torbellino,
inquieta melena con rizos de espuma,
cautivo en su extraño destino
de morir en la playa por amar a la Luna!

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